Esta receta es muy fácil de preparar y queda deliciosa: me parece perfecta para comer rico un día cualquiera.
Para 4 personas usa 2 pechugas (4 mitades y calcula 1/2 pechuga más por cada comensal adicional)
PARA EL POLLO
Necesitas las pechuga de pollo sin hueso ni piel, cortadas por la mitad.
Lo primero es sazonar el pollo con sal y pimienta.
Calienta 1 cucharada de aceite de oliva en un sartén a fuego medio y pones a dorar el pollo. Hay que irle dando vueltas para que no se queme y se dore parejito, tarda como 8 minutos.
Le agregas 1 T de agua y le bajas al fuego, lo tapas y lo dejas cocer unos 6 minutos más. Lo sacas del fuego y lo pasas a un platón pero lo dejas tapado para que no se enfríe.
PARA LA SALSA DE MOSTAZA:
En el mismo sartén ya sin el pollo prepara la salsa de mostaza:
Primero pones 1/4 de Taza de chalota picadita (si no tienes, puedes sustituirla por cebolla y ajo)
a los 3 minutos, le agregas 1/4 de Taza de mostaza dijon y 1 Cucharada de vinagre blanco. Lo dejas 1 minuto más. Lo sacas del fuego y le echas 2 Cucharadas de mantequilla. Se van a derretir de volada y tú solo tienes que revolver todo con una palita para que se incorpore bien.
y LAS ESPINACAS:
En un bowl, pones las espinacas baby (de las que vienen en bolsa) y le agregas la mitad de la salsa de mostaza que preparaste y la revuelves bien. Es perfecto para servirlo a un lado del pollo.
La otra mitad de la salsa se la pones directamente a las pechugas de pollo que tenías ya listas.
Voilá!
Si quieres, puedes cortar la pechuga en cubos gruesos y revolverla con las espinacas, como una especie de ensalada. Hasta le puedes mezclar pasta corta o una mezcla de lechugas y te queda un plato completísimo para llevarte a la chamba o para cuando regreses a cenar a tu casa después de un largo día. Buen provecho!!!
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