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Ser organizada y estructurada en mi vida diaria es algo que traigo dentro, es parte de mí. No sé si es genético, si tiene que ver con que fui al montessori o si es algo que aprendí con el ejemplo en casa, pero me queda claro que es un rasgo que me ha acompañado desde hace mucho y que he practicado a lo largo de mi vida.
Cuando tenía 9 años, mi madre se enfermó. Yo vivía con ella y con mi hermano, y durante los años que duró su enfermedad nos estuvo "amaestrando" para que fuéramos lo más independientes y autosuficientes posible cuando ella se muriera.
Por eso, desde muy pequeñita me tocó aprender a hacer el super, poner la lavadora, hacerme cargo de mi tarea y dejar mi ropa lista para ir al colegio a la mañana siguiente.
También aprendí a no desperdiciar las cosas, a valorar cada día de vida y a hacer pagos en el banco, todo con la misma naturalidad. Me enseñó a pagar el mantenimiento en el condominio donde crecí y a manejar el archivero
Aprender todo eso fue parte de un proceso que se volvió parte de mi vida diaria durante esos 8 años y desde entonces, he seguido administrando una casa. Cuando murió, vivimos un tiempo con una querida tía y su familia pero regresamos a nuestra casa a vivir solos 1 año después. Saqué la licenciatura y también empecé a trabajar y como soy medio mandona y controladora, sin preguntarle a mi hermano me hice cargo de la logística de la casa durante todo ese tiempo.
Aclaro, de paso, que si bien soy muy organizada, no soy tan ordenada: el orden y la organización no son la misma cosa y confieso que por supuesto, el cajón de mi mesita de noche está lejos de ser para foto de Martha Stewart ...y la neta la neta es que tampoco me interesa que lo sea.
....Luego me casé, seguí trabajando tiempo completo, y seguí llevando una casa, aunque fuera otra. Parí dos hijos y aquí sigo.
Lo único que ha cambiado es que dejé mi carrera de internacionalista y luego dejé mi valiente incursión como maestra de preparatoria y me lancé a esta nueva faceta profesional donde me siento más yo que nunca: le ayudo a otros a organizarse para mejorar su calidad de vida diaria y disfrutar el buen vivir. Digamos que esto de ser "organizada" y saber estructurar el funcionamiento de las cosas de la vida diaria se me da, no lo tengo que pensar y además lo disfruto.
Y por cierto, con la organización viene el desapego....
También me tocó desmontar y deshacerme de las pertenencias de mi madre cuando ella murió, y quizá fue eso lo que me enseñó el desapego. Entender que por más que conservara su ropa, su perfume o sus zapatos, ella no iba a volver, me ayudó a darme cuenta de que ella no estaba dentro de esas cosas, que ella no era esas cosas y que si me deshacía de los objetos , no pasaba nada.
Fue un proceso largo, que duró varios años, pero que logré completar cuando lo entendí. Ese fue mi impulso para poder sacar las cosas, donarlas sin culpa ni remordimientos y darme permiso de ir llenando esos espacios con mis propias pertenencias, las que me gustaran a mí y fueran parte de mi propia historia.
Conservé lo que me gustaba y me servía y me deshice de todo lo demás. Y así me manejo desde entonces. Soy una depuradora desapegada: si no uso algo mejor se lo regalo a alguien que sí lo use.
He aprendido a desprenderme de los objetos, sin piedad, para vivir con menos cosas y andar por la vida más ligera. Menos cosas, más experiencias.
Aquí la liga al blog de Regina http://bit.ly/eLNWJE
2 comentarios:
Me encantó esta anécdota de tu vida y que no la conocía.
Ahora entiendo la diferencia entre el orden y la organización, que no son los mismo.
Pero sobre todo, me gusto mucho tu concepto del desapego...un gran aprendizaje por el cual te estoy profundamente agradecido. Ojalá lo hubiera entendido antes...pero nunca es tarde.
PedroMoreno
Me gusto tu post, justo estoy en un proceso autoimpuesto de desapego. Me está costando mucho trabajo, pero siento que llevo un poco de avance. Tu post me ha hecho ver las cosas desde otra perspectiva. Llegue aquí a través de un enlace de Pedro Moreno. Me ha gustado tu blog. Un abrazo.
Margarita.
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