CÓMO CUMPLIR LOS PROPÓSITOS DE AÑO NUEVO SIN MORIR EN EL INTENTO

Se acabó la primera semana del año. Terminó el Lupe-Reyes (o como dice el cínico de mi hermano, comienza el puente Reyes-Guadalupe). Vamos con todo pero YA!!!

Uno de mis propósitos de este año es seguir dedicándome a ayudar, a quien se deje, a organizarse para mejorar su calidad de vida y lograr el literalmente dichoso buen vivir. (.......sí, sí, también perder un par de kilos, ahorrar más, gastar menos, ser menos brujil con mis hijos y pelar más a mi marido, OBVIO!)

 Confesiones aparte, hoy les cuento que un querido amigo me hizo llegar un artículo del New York times, de Tara Siegel Bernard, especialista en finanzas personales, y quisiera compartirles algunas ideas que me surgieron a raíz de esta lectura justo ahora que todo mundo anda bien intencionado con los famosos propósitos de año nuevo pero también, agobiado por la cuesta de enero. 

He recibido muchas preguntas y comentarios en este sentido.
Como bien dice Siegel, una de las razones por las que la gente gasta de más o no logra cumplir sus metas financieras, es porque el dinero se ha convertido en una abstracción.
Cada vez manejamos menos efectivo y el uso de la tarjeta de crédito nos da una gratificación inmediata pero sin las consecuencias inmediatas. Y yo agregaría, además, que desgraciadamente, cada vez diferimos a más meses sin intereses esas consecuencias.

La otra cuestión que plantea Tara siegel en su artículo es que la especie humana es terrible para cumplir sus planes, entre otras cosas, porque nos enfocamos demasiado en las restricciones y muy poco en la parte divertida de nuestros planes.

A mí eso me suena muy conocido, no sé a ustedes.
Nos tenemos que ayudar un poco más o moriremos en el intento de cumplir nuestros propósitos, cualquiera que éstos sean. No creen?

La verdad es que casi siempre terminamos abandonando nuestros planes financieros (en el mejor de los casos, diría yo, cuando en efecto tenemos un plan), mandamos a la porra la dieta para bajar de peso y claudicamos en cualquier plan de hacer ejercicio.

Me queda clarísimo que pagar las deudas, crear un fondo de emergencia, ahorrar para el retiro y llevar una vida más sana son buenísimas intenciones, pero el reto está en cerrar la brecha entre esas buenas intenciones y nuestra naturaleza humana.

Ya alguna vez escribí en este espacio un tip para organizar un presupuesto y les decía que lo primero es registrar los gastos.
Luego, quedamos en que le debemos asignar
  • ·                 de 20 a 30 % de nuestro ingreso al gasto en vivienda (renta o crédito hipotecario, y eso lo deberíamos ahorrar si no tenemos ese gasto
  • ·                 40% aproximadamente para los gastos necesarios para la vida diaria, y ahí deberíamos considerar los seguros médicos, por ejemplo
  • ·                 Deberíamos poder ahorrar de 10 a 20 % de nuestro ingreso, para imprevistos, para el retiro
  • ·                 Y finalmente, como Bartola, el 10 o 20% que quede se puede destinar a esparcimiento.


Bueno, pues saber que eso es lo ideal y tener la intención de hacerlo, es el primer paso, pero no es suficiente.

La verdad es que necesitamos tener en mente un propósito claro cuando nos sentemos a hacer nuestro presupuesto o plan financiero para el 2011.

Va a ser mucho más fácil si decidimos ahorrar un monto realista adecuado a nuestro ingreso y lo "apartamos" mensualmente. Por citar un ejemplo, $1500 pesos al mes -Y SUPONGAMOS QUE CADA MIEMBRO DE LA PAREJA APORTA PARA ELLO $750 PESOS AL MES- para hacer un viaje en diciembre (o para meter al fondo de ahorro o comprar la sala nueva, o pagar el seguro médico anual...lo que sea): tendremos $18,000 pesos en 1 año si llevarnos el trancazo y lo obtuvimos en la realidad, ya está ahí el guardadito en la cuenta, a diferencia que si sólo traemos la abstracción mental de que “tengo que ahorrar si quiero ir de vacaciones o si quiero pagar el seguro", pero no nos arrancamos del bolsillo ese dinerito cada mes: seguro se nos iría en otra cosa.

Entonces, tener un propósito o una meta clara, ayuda.
Luego, otra cosa, como no podemos confiar tanto en nuestras buenas intenciones porque la neta la neta, con eso no basta, una buena idea es amarrar nuestro ahorro a la tarjeta de crédito o programarlo para que se transfiera en automático a alguna cuenta de ahorro.

Retomo a Tara Siegel, que sugiere hacer distintas subcuentas para separar nuestro dinero, aunque sea mentalmente. Yo creo que vale la pena hacerlo y hacerlo de verdad:
·                    Tener una cuenta para los gastos digamos, discrecionales o los gustitos o lujos que nos queramos dar, como por ejemplo, ese viajecito;
·                    Tener otra cuenta para nuestros gastos diarios
·                    Incluso tener un apartado o subcuenta para los imprevistos comunes, como reparar el coche, cambiar la lavadora o restaurar el techo de a sala que se nos cayó encima por la humedad;
·                    Finalmente, deberíamos tener una cuenta intocable donde vayamos ahorrando para el retiro. Se supone que esa debería ser la prioridad: primero calcular cuánto necesitaríamos depositar ahí cada mes para asegurar nuestro retiro y luego, con lo que sobre, organizar el resto de nuestro presupuesto.

Bueno ya, seamos realistas.
Dejemos de creer que podemos lograr nuestros propósitos nosotros solitos: no bastan las buenas intenciones, porque no somos seres confiables.
·       Si quieres ahorrar para el retiro, que se te descuente en automático de la nómina,
·       si quieres ahorrar para llevarte a tu familia a europa, abre una cuenta y programa una transferencia mensual que se haga en automático
·       si quieres ayudar a una institución, que te hagan cargo automático a la tarjeta mensualmente
·       y si quieres bajar de peso, ve al nutriólogo, págale una lana al mes, velo a ver cada semana para que te pese: que te pese pagarle para que no rompas la dieta y que te pese en su báscula para que dejes de hacerte menso.


No hay de otra. Sorry.
Si queremos lograr algo, lo tenemos que planear, pero además de planear con buenas intenciones: 
  • nos tenemos que agarrar de los mecanismos externos que nos ayuden a comprometernos,
  • tiene que haber un costo de oportunidad y una consecuencia inmediata si no cumplimos y
  •  necesitamos buscar incentivos para desarrollar hábitos duraderos que realmente cambien nuestra calidad de vida.
Si nos organizamos desde ya, mejoraremos de verdad nuestra calidad de vida en cada una de las pequeñas cosas diarias de este 2011 y con eso, nos acercaremos cada vez más a la felicidad, al menos a esa felicidad de todos los días. 

Eso es el buen vivir.

Espero sus preguntas y comentarios y recuerden mis descuentos para el curso organizaT en este mes!!!! 
(chequen el post que le sigue a este aquí abajo o entren a www.organizate.com.mx)

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